Soy un de ellos. Cada vez que acudo a la oficina de empleo, me siento en un oficina de objetos perdidos. Una oficina con seres tristes y de mirada imposible de restaurar. Seres en manos de ,ineficientes , funcionarios que no son caparces de mirar a la cara. Funcionarios orondos frente a esqueléticos objetos perdidos. Objetos que hemos de aguantar las quejas de los seres con trabajo. No soporto las quejas de mis amigos con trabajo. Es como sí me clavaran una lanza en mis esperanzas. Entiendo sus " preocupaciones", las mias las dejo en la oficina de objetos perdidos.
Ana.
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