Viajar en metro me distrae: me centro en otras vidas y olvido la mia. El trayecto que hago es de veinte minutos, incluido un trasbordo. Una mujer gritando a las nueve de la noche; y una madre y una hija, centraron mi atención. Una madre de cincuenta años y su hija adolescente. La hija no le contaba qué le gustaba Alvaro, y la madre la decía" entiendo que no me lo cuentes". En realidad es mentira. NO lo entiende. No entendemos los secretos de los demás. No entendemos casi nada de la vida, que es un viaje en metro.
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