Me repugna que asesinos, violadores y demás calaña que estén libres. Pero creo que las sentencias han de cumplirse. Me repugna ver sus caras victoriosas al salir de la cárcel mientras sus víctimas son un montón de esqueletos que lloran desde sus tumbas. Me repugna que sonrian ante sus esqueletos y crean que han cumplido su condena. Su condena son ellos mismos. Ellos asesinos, violadores. Ellos nunca deberían volver a ser felices y dudo que lo sean con los esqueletos en sus manos. Manos que la justicia ha decidido sean libres.
Ana Maria Tapias Garcia
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