Asumo mi primer virus estomacal de este otoño, y no puedo comer a no ser que quiera ir corriendo al baño, cosa que me aburre pues mi libro electrónico está indigesto con tantas palabras como llenan su memoria, y no quiere ir en contra de mi apetito, sino puedo comer tampoco comeré palabras. Palabras de hambre dibujan mi ansiedad. Tengo ansiedad de comer arroz blanco, jamón york y sólo bebo " acuarius", y pienso en la cantidad de hombres, mujeres y niños que sin virus se sienten tan mal como yo. Sienten sus cuerpos que se mueven en el aire pues están llenos de él. Son cruel desalojo de la no empatia de una sociedad que mira para otro lado. Son despojos de dietas abusivas. Dietas del hambre pasan ellos. Son olvidados sentados en las calles con carteles en sus piernas. Carteles escritos en cartones marrones reciclados de la nada. Recogen cartones para ser los olvidados, pues ellos tienen dignidad,dignidad dormida. Ellos son libres del hambre pero su sombra pasa hambre.
Ana Maria Tapias Garcia
No hay comentarios:
Publicar un comentario