El dolor de un hospital de niños, donde los pasillos se convierten en enfermos que miran asustados al destino. El destino de pasillos cuajados de vida,que se escapa entre mascarillas de oxigeno. Ayer volví al teatro del Niño Jesús. Me gusta mucho el esfuerzo de los trabajadores del hospital por aligerar la carga emocional,que conlleva estar preso de un pijama. Crear sonrisas desde el dolor es una manera de crear vida en medio de la incertidumbre. Incertidumbre acallada en globos que son espadas, manos que dibujan cartas en el aire , y miradas de complicidad con padres y madres agotados por el dolor que es un globo que se explotará y se olvidará.
Ana Maria Tapias Garcia
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