En el estercolero de la sociedad se cobija la guerra. Guerra con rostros diferentes y lágrimas iguales. Rostros de sirios condenados a ser cenizas o cadáveres improvisados. Lágrimas repletas de igualdad en hogares sin futuro.
Debe ser difícil caminar en un estercolero lleno de cuerpos en descomposición. El asesino no mira, planea en un mapa con caricaturas de plastina a quien aplastar. Caricaturas que yacen en el olvido de las estrategias.
Los estercoleros han de ser erradicados de las conciencias de quienes aún las tienen.
Yo condeno la violencia.
Ana Maria Tapias Garcia.
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