Seres que apenas miramos recorren nuestras calles, las de mi ciudad las patea una vendedora de lotería. No es muy alta, lleva gafas, su vista parece pertenecer a otro mundo distinto del nuestro. Reconocería su voz hasta en sueños. Siempre dice" Lotería, Lotería". Ella atesora nuestras lágrimas y nuestras sonrisas, de manera callada. Nos hemos acostumbrado a su presencia y no negamos nuestros pensamientos cuando pasa junto a ella. Pensamientos que escondemos al resto, por miedo a ser rechazados. Admiro a los seres invisibles que recogen mi pensamiento, aceptándole.
Ana Maria Tapias Garcia
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