Cadáveres de castañas son arrojados a la calle por el aire. En Ucrania, en Gaza, en Irak, seres humanos yacen en las aceras asesinados por otros seres inhumanos, que miran con satisfacción desde tanques, desde aviones, desde azoteas, sus victorias sobre la vida.
Cadáveres se pudren en las calles, ante la indiferencia de una sociedad, que ha aprendido a olvidar, ante unos jefes de gobierno que disparan desde su silencio. Cadáveres sin bautizar van al infierno del porqué, desde donde se queman entre las lágrimas de sus familiares.
Ana Maria Tapias Garcia.
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