viernes, 13 de marzo de 2015

Ana Frank

Ana Frank podía haber sido yo. Me Ana llamo  y, escribí un diario como ella,  a los 13 años. Mis palabras vagaban sin rumbo hacia mi sueños, de adolescente, que buscaban un espacio de futuro. Las de Ana eran espejo de dolor, de fuga de la guerra, de metástasis de la esperanza, de su presente.
Su voz ha quedado  atrapada, pegada  esculpida  en el calendario. Las palabras son lágrimas fieles de la realidad que vivimos. 
Hace 70 años que fue asesinada y la guerra sigue, y otras Anas son torturadas, violadas, lapidadas, y, sus voces claman justicia, libertad, respeto. Ana Frank es  nombre de paz.


Ana M. Tapias G.

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