Caminaba absorta en mis pensamientos, cuando vi una pelea entre una cigüeña y un papel, que tal vez fuera para proteger a los polluelos de la lluvia. La lucha era titánica, el viento zozobraba el papel, el pico se resistía a soltarlo, si caía al suelo sufriría la amarga, la cruel, la nada dadivosa derrota.
La cigüeña es cada hombre, cada mujer, aislados en las calles, con cartones como sillas, con la mirada encontradiza, que pelean contra la realidad, que les condena a ahogarse en la miseria.
La cigüeña es cada hombre, cada mujer, aislados en las calles, con cartones como sillas, con la mirada encontradiza, que pelean contra la realidad, que les condena a ahogarse en la miseria.
Aa M. Tapias G.
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