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La llegada de pateras a nuestras costas deja cadáveres en el mar. Hombres, mujeres, y niños, bajo la mirada atónita de peces, buscan su lugar. La Unión Europea no negociara su rescate, su moneda es el olvido, el dolor, la incertidumbre, que no consumen intereses. Los políticos, algunos, en campaña electoral perpetua, no hacen promesas para ellos, son cifras ahogadas. Los cayucos traen humanos bautizados por el hambre. Los cayucos son una realidad que Europa ha de salvar.
ANa M. Tapias G
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