sábado, 7 de mayo de 2016

Abuelita

Por la mañana, suelo recordalo que sueño. Desayuno envuelta en imágenede la realidanocturna, que obligan a mis ojos a reubicarse, a abrirse, a mirar al dia.  Hacdosemanas, me reecontré con mi amiga, Mª Paz, fulminada por un infarto a los 47 años, en septiembre de 2015. Aparecía guapa, joven, delgada, en el grupo de amigos.¿Qué haces aquí, si estás muerta?, la pregunté. Me miró como si estuviera loca. La gentno mueren losueños. Asumí su presencia, y no la volvi a hablar. 
La  noche pasada, dormía plácidamente, mi abuelita, Encarna, se tumbó en mi cama. Estaba guapa, con buecolor; coesos mofletes gorditos que me volvían loca; se movia a su antojo por la cama. Llevaba un papel en la mano, me hablaba. No la abracé, ni la besé, a pesade lo mucho que la echo de menos. Mdaba miedo. Di la luz asustada, se había ido. Tal vez algúdia, sea valiente, y me atreva a abrazar a la muerte.
Ana Tapias

No hay comentarios:

Publicar un comentario