A menudo, me sorprende ver a gente sonreir por la calle. Pienso ¿Cómo serán sus digestiones emocionales?¿ Quién acariciará sus ideas hasta llevarlas al estado de gracia?¿Adónde va su felicidad? En una sociedad que cultiva la tristeza, como si fuera una forma de esclavitud; es de agradecer una sonrisa en un paso de peatones; una canción de carcajadas bajo la lluvia; una efusiva mueca de optimismo en la cola del INEN. A veces, mi sonrisa alcanza a mi mirada, y sonrio.
Ana Tapias
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