jueves, 13 de septiembre de 2018

Altares domésticos

Cuando alguien de la familia muere, cualquier lugar de la casa es bueno para improvisar un altar. En la lavadora, se introduce la fotografía del ser amado;  quien se fue sin atender a nuestros ruegos de que, se quedará a nuestro lado. No le perdonamos esa traición, y con el paso de los años,  su cuerpo se desvance de nuestra memoria; sus gestos se evaporan de nuestras huellas dactilares;  su voz se exilia de nuestro eco, que se ha convertido en estrés; que corre, silenciosamente,  buscando nuevas cuerdas vocales a las que aferrarnos,  para no sentirnos huérfanos hasta la eternidad. Gira y gira, dentro la lavadora su imagen oscurecida; mientras, rezamos atropelladamente recuerdos,  que nos golpean hasta dejarnos  limpios de lágrimas.
Con todo mi amor, a mi abuela, Encarnita, a quien tanto echo de menos.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

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