Siempre, he envidiado al ver por las calles, a dos, mujeres
agarradas de la mano; debe ser, que nunca he tenido suerte con los
hombres con los que he me topado, y, pienso que si, me
gustaran las mujeres, tal vez fuera más feliz. La verdad, es que veo pocas mujeres besándose, suelen ser
más los hombres que deciden manifestar su amor hacía su pareja. Como siempre,
las mujeres vamos retrasadas con respecto a los hombres, hasta en hacer
alarde de nuestra sexualidad. En Malasia, situada en el sudeste asiático, cuya
capital es Kuala Lumpur, dos mujeres de 22 y 32 años, han sido azotadas por
intentar mantener relaciones sexuales, tras la condena de un
juez. Ellas, las víctimas, de un sistema represor son consideradas
culpables. Ellas, valientes, que no temen manifestar su amor son expulsadas
de sus cuerpos. Ellas, espejos de sus deseos, decididas a ser libres, son escupidas por la dictadura de
la idea d, e que deben ser esclavas de un hombre. Ellas, son heroínas
encarceladas en una sociedad con barrotes para el sentimiento; una sociedad,
aplastada por la tradición; una sociedad homofóbica que nunca dejará sonreír a
sus ciudadanos. El amor no debería ser asesinado por jueces, ni clérigos, tan
sólo por la muerte, el único exilio impuesto para dos miradas que se abrazan,
Con admiración a ests dos jóvenes malasiasAna Tapias( todos los derechos reservados)©
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