domingo, 16 de septiembre de 2018

Los sin techo

Iba caminando por una calle principal, cuando vi en un  jardín  a un hombre tumbado en un banco;  estaba retorcido, sujeto a su inercia, vagando en su espacio interior, acompañado de las palomas,  que asomaban descaradamente a beber a la fuente situada a sus espaldas. Hizo un ademán de incorporase, pero siguió durmiendo, tal vez, no viera nada amenazador excepto a las personas que pasábamos a su lado indiferentes. Temíamos mirarle,  para no sentirnos culpable de no ofrecerle nuestra casas, donde hay habitaciones de sobra para uno más y dejarle desamparado, cada día, cada noche, buscando consuelo en las estrellas,  que si se atreven a esbozar una sonrisa delante de un hombre que podríamos ser cualquiera de nosotros
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

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