Las uvas de ahora ya no son las de entonces. El cambio climático, aligera nuestros cuerpos, los convierte en seres desnudos, de ayer, alejados del frio del pasado; donde las doce campanadas, llevaban gorro, bufanda, guantes y besos de los abuelos, que cumplen deseos en nuestro recuerdo, que llora, sin pañuelos, cada nochevieja.
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