Comemos inmersos, en nuestros mundos, que nos hipnotizan, que nos abducen, que nos
invitan a seguir la digestión de la rutina; que soñamos olvidar para pertenecernos,
para ser libres, para fregar con la distancia de la muerte; que nos acosa en
cada mirada, en cada beso, en cada susurro del olvido. Comemos mutilados por el
futuro, que se dibuja dentro de un calendario de primaveras, que cantan en invierno.
Ana Tapias( todos los derechos
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