Mi abuela, Encarna, también fue niña. Era guapa,
simpática, alegre. En esta fotografía, no tendría más de once años,
estaba vestida de segoviana, ya seria huérfana de padre, con una hermana mayor
y otro hermano pequeño. La
imagino, ayudando a su madre en la casa; vendiendo caramelos en el plaza mayor
de Segovia con su abuela; caminando por las calles sin coches, jugando
con sus amigas, las hijas del campanero de la catedral, que la llevan a ver las
campanas, una de ellas, se llamaba María de la Paz; soñando en un futuro que la llegó;
pues a los quince años, se puso a
trabajar en la fábrica, donde conoció a mi abuelo, con el que se casó seis años
más tarde. El recuerdo de mi abuela, es temblor en mi mirada, que llora en cada
imagen que me lleva a ella.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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