En la foto hay dos mujeres: la de negro es
mi bisabuela Flora; la de blanco es mi madre Carmen. Sus rostros no se miran,
tal vez, querían una relación sin palabras, abocada al ritmo de sus silencios;
tal vez, intentaran pasar desapercibidas la una para la otra, para que su amor
no fuera trágico, sino suave y deslizante; tal vez, intentaran separar sus
rostros para no asomarse al espejo del tiempo; tal vez, fuera un recurso de la
memoria, para que mi bisabuela, olvidará su viudedad prematura, su trabajo a
destajo para sacar adelante a tres hijos pequeños, para vencer a una guerra en
la que podría a ver perdido a su yerno. Las fotografías son interpretaciones de
vidas, que nos pertenecen al soñarlas.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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