miércoles, 31 de mayo de 2023

Perspectiva del recuerdo



La memoria, es un espejo, en el que mirarnos, cuando nos sentimos solos; cuando la tristeza nos abruma; cuando el momento nos ahoga; entonces, cerramos los ojos, respiramos con fuerza, soñamos con quienes nos dieron amor, pero se fueron; gritamos sus nombres; deslizamos sus apellidos; abrazamos sus cuerpos; orondos de nostalgias; a los que aferrarnos para no llorar, para no caernos, para sobrevivir al destino; que nos encierra en mundos ajenos, donde flotar sobre circunstancias; que huyen de nuestra sensibilidad; que busca, que anhela, que indaga, en el ayer, para luchar el hoy, donde, la memoria, se rompe y nos ahogamos sin remedio.

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martes, 30 de mayo de 2023

Decisiones

 

Muchas veces, las decisiones, siempre en blanco y negro, nos invitan a olvidar un mundo en color, que florece, al otro lado del silencio, donde nos esperan oportunidades para acercarnos a los sueños, que vuelan en nuestro pensamiento, desde la distancia, donde un horizonte cuajado de suspiros, esperan para abrazarnos, y que volvamos a ser bautizados en la esperanza.

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miércoles, 24 de mayo de 2023

Interior de la belleza

La lluvia cae sobre las amapolas; que lloran desde su silencio: que anhelan ser escuchadas; que sueñan volar junto a las gotas de agua, que impunes al hoy, inundan de recuerdos; que aparecen, que desaparecen, que hablan, que callan, que saltan, que caen, sobre el interior de la memoria, que abraza al olvido, que envuelve el destino, donde todos seremos ayer.



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Padre e hija

 

Iba como cada día, a comprar el pan, a la tienda de barrio; donde acuden personas mayores, a las que suelo saludar, sin temor; pero hoy, he coincidido, con el padre de una compañera, que me hizo bullying en el colegio; le conozco del parque; él, iba con sus nietos, yo, con mis sobrinos. Si le veo por las calles, de mi ciudad, le saludo, por educación; he llegado la primera, le he dejado sitio para pasar, se me ha puesto al lado y me ha dicho “Que si quería guerra”, miraba mi móvil atónita, confusa, incrédula; de mis labios, ha salido una respuesta” guerra , será el domingo, en las elecciones”; se fue, para el fondo y volvió, y no contentó con su primer ataque, lanzó un segundo” Siempre te veo por la calle”, me ha soltado; eso no es verdad; pero afectada por sus primeras palabras, he vuelto a responder” Me duele la espalda, sino camino”, me ha vuelto a replicar ”Necesitas un marido que te apriete”, mi cuerpo, quería fugarse de sus palabras, quería irse corriendo, quería contestarlo con contundencia; pero su agresividad, me ha dejado en estado de shock, y apenas he podido articular palabras, ante su acoso, que es como el de su hija, injusto, cruel, mezquino. A partir de hora, me voy a sentir incómoda en la tienda; e intentaré sobrevivir al sufrimiento de ese momento, que me ha causado un hombre mayor, con gafas opacas; espejo de su hija; son seres duales, seres mediocres, seres miserables, que me conducen a volar sobre su asimetría moral

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Vejez del momento

 En las viejas calles de Segovia, unos pájaros se afanan en comer un trozo pan, que algún vecino generoso, habrá arrojado al suelo; o tal vez, un turista saciado de comer; detrás caminan dos jóvenes hablando de sus cosas, mientras olvidan la vejez del momento; que se erosionan dentro de nuestras pupilas, que lloran soledades, olvidos, ausencias, que nos conducen al ayer; donde abrazamos a los que nos quisieron y se fueron bajo un susurro de amor; que nos induce a seguir soñando con sus sombras, por las calles de antaño, ahora bautizadas con el recuerdo

A la memoria, de mis familiares que se fueron, os quiero

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domingo, 21 de mayo de 2023

Basura en el patrimonio


 

Euforia del tiempo


En la fotografía, aparecen cuatro chicos jóvenes, uno de ellos, es mi abuelo materno. Apenas lo reconozco, pero sé que es él, por la memoria fotografía, que me ha legado. Los cuatro van chaqueta; uno de ellos fuma; tal vez, fuera domingo, y se pusieron elegantes. A mano izquierda, aparece una castañera, envuelta en un traje negro, con pañuelo; trajinando, para vender y sobrevivir. Estamos, en la España de los años treinta, del siglo pasado; antes de la guerra, lo imagino por sus rostros alegres, despreocupados, ajenos a la tristeza, a la pobreza, a la desolación, que llegaría a este país, cuando se enfrentaron hermanos contra hermanos; ignoro la suerte de los amigos, de mi abuelo; mi abuelo murió con 75 años, a causa de un cáncer de vejiga, que le iba mermando día a día. Recuerdo su sufrimiento, en el que me veía reflejada, pues, cada día, moriría junto a él; lloraba junto a él; suspiraba a su madre junto a él. El tiempo, nos invita a la euforia del momento, a la que viajamos, gracias a las imágenes que nos dejan en un ayer, poblado de esperanza

Con amor a la memoria de mi abuelo materno. Nunca te olvidaré, querido, abuelo.


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El tío


 

El hombre de la fotografía, es uno de mis tíos abuelos; ejerce de padrino de boda, de una sobrina, por parte de su mujer , nunca tuvo hijos; debió ser por la crueldad de la vida con él; pero llegó hasta los 105 años; fue el más longevo de mi familia materna, y también de la paterna; que resistió la guerra de África, donde mataron a casi todos sus compañeros, y la Guerra Civil española, donde fue condenado a muerte; no conozco bien la historia, pero alguien,  inutilizó su mano derecha, no sé si la checa, o los franquistas. Nunca hablaba, o casi nunca de sus años de cárcel, de su condena a no trabajar, y como su mujer, tuvo que sacar adelante el hogar, planchando; pero mi imagino, que fue a su modo feliz; en una España, que traicionó sus ideas y las persiguió por luchar con los vencidos; , pero  sobrevivió al dictador, y eso ya fue un triunfo de su resistencia.

 

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viernes, 19 de mayo de 2023

Ella( Mónica)

Mónica es una vecina, que vive cerca de mi corazón. La conocí en el parque, las dos íbamos. Ella con sus dos nietas, yo con mis sobrinos; que encajaron a la perfección: dos niñas y dos niños de la misma edad, que jugaban con la arena, mientras crecían. Mónica y yo, hablábamos de nuestras cosas. Al llegar el invierno, sus nietas volvían a Madrid como mis sobrinos; nos veíamos por las calles, y nos saludábamos. Su marido, murió de repente, en una noche. Se quedó muy triste; sabía que le gustaba leer, la regalé un libro; para aliviar su dolor; que la ataba a sus recuerdos, de una vida junto a buen hombre, que se fue sin decir adiós. Caminaba junto a una vecina, por las tardes; su vista fue mermando; ahora sale solo por las mañanas, me la encuentro en la tienda; alguna vez, la acompaño hasta su edificio, para que no cruce sola la calle; y siempre, me habla con generosidad, con bondad, con sencillez, con ternura; la ternura de una superviviente de la soledad.

Con cariño para Mónica.

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martes, 16 de mayo de 2023

Anonimato del metro

 

 En un vagón del metro, todos somos dioses y demonios; todos somos héroes y verdugos; todos somos soles y lunas; todos somos amaneceres y atardeceres; todos somos nosotros y ellos; todos somos atractivos y feos; todos somos espejos y charcos. En un vagón del metro, las miradas se pierden entre rostros sin sentido, sin dirección, sin fin; que olvidaremos en la siguiente parada, cuando entren nuevas vidas a las que interpretar. Una mujer, llamó mi atención, rondaría los  sesenta y pico;  era alta, pelo blanco corto, gafas de  sol, manos grandes, pantalones rojos, sandalias con pies desnudos y uñas sin pintar; en un momento del trayecto, sacó una libreta pequeña y un bolígrafo, se puso a escribir ajena a las estaciones, a los silencios, a las pausas, a los paréntesis; se concentró en su soledad, para no perder el equilibrio de estar viva, de seguir soñando, de ser fiel a su vocabulario. No puede observar su mirada, permanecía escondía detrás de unos cristales opacos, que encerraban el misterio de su osadía, de ser una escritora, en busca de un destino, que llegó, para seguir la senda de las palabras, que la condujeron a una calle, donde volvería a ser ella.

 

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Fantasía


 

Iba caminando, sin pensar en nada; con dolor de espalda; atrapada en la imagen de siempre; cuando, vi una cola de gato, que casi me asusta, que se introducía, por un pequeño espacio; me quedé perpleja, me quedé hipnotizada, me quedé en estado de shock; al darme cuenta, que la vida, se escapa por diminutas ventanas, adonde nos cuesta asomarnos por miedo. Todos tenemos miedos, que nos contagian, que nos difuminan, que nos vencen, para dejar a un lado del horizonte, nuestros sueños; que son pequeñas gotas de esperanza, que nos invitan a seguir luchando, en un mundo efímero, donde la certeza es una utopía, como el gato y su cola, que tal vez existan, o tal vez, fueron una fantasía de mi rutina.

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lunes, 15 de mayo de 2023

Clandestinidad del momento

El instante, se diluye en la clandestinidad, para no ser descubierto, para sobrevivir al mañana, que lo ahoga, que lo inunda, que lo arroga, a la basura de la felicidad, o de la tristeza; donde agotado, donde somnoliento, donde lloroso, sueña con ser libre de la memoria, que lo empuja hacia el abismo del olvido.

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Espera para tomar el bus


Esperar en una cola, para tomar asiento en el bus, siempre es inquietante; siempre es nostálgico; siempre es abrumador. Los minutos, parecen que no pasan, que se detienen, que se jubilen, junto a nuestra esperanza de llegar a nuestro destino, a seguir con nuestras vidas, inconclusas, de sueños; cargadas de matices; entregadas a la supervivencia, de nuestros cuerpos derrotados por el paso del tiempo; que nos acucia a ser valientes, a no detenernos, a mirar sin miedo, a lo que nos espera. Llega un instante de la espera, donde todos nos interrogamos a todos; intentando adivinar la felicidad o la infelicidad, en sus rostros; las hipótesis, abarcan nuestras neuronas, que se entretienen dibujando cuerpos, a los nos pegamos, unos minutos, para ser sombra de sus actos. Aparece, el conductor,  abre la puerta para acceder al bus y volvemos a cargar con nuestras mochilas.

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jueves, 11 de mayo de 2023

Jueves de mercado


Mi abuela, en sus últimos años de vida, sólo preguntaba dos cosas ¿Cuándo viene la Gloria? Gloria, era su peluquera de toda la vida; una mujer maravillosa, cuidadosa, charlatana; que era alegría, cuando venía a casa a peinar a mi abuela (solo unos meses antes de morir, perdió las ganas de verse bien); la otra pregunta de mi abuela era ¿Es jueves? Los jueves, es el día del mercado, en la zona centro de Segovia. Mi abuela, cargada con su salero innato, salía de casa, dispuesta a buscar las mejores frutas y verduras; tocaba todo lo que compraba y siempre decía la misma frase” Espero que esté bueno”, sino al jueves siguiente, ya se encargaría, de decirle al frutero, lo que no le había gustado. Ir a la compra, para mi abuela, era como volver a su infancia, donde ayudaba a su abuela a vender ajos, en la plaza mayor de Segovia; ir a la compra, para mi abuela, era como sentir que su voz, sonaba como si fuera el eco del puesto de la fruta; ir a al compra, para mi  abuela , era como gravitar sobre la abundancia, de la que careció en su infancia, en su adolescencia, y en los años de la dictadura. Cada jueves, acudo a la cita de la compra, con la mano apretada de mi abuela; siendo aquella niña, que disfrutaba, que saboreaba, que alardeaba, de ser la nieta, de una mujer, entregada en llevar a casa, fruta, verdura, fresca; que ayudaran a mi abuelo, a disfrutar de la comida, y a olvidar el cáncer que le consumía.

 

 

 A la memoria, de mi abuela Encarna, mi Encarnita; te quiero abuela.

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El olvido


 

Una bolsa, en medio de una carretera, de una capital de provincia.  pequeña; monótona, silenciosa; una ciudad, entregada al olvido de las clases dirigentes, que la apartan de las inversiones, por no ser lo suficientemente importante, para ser decisiva entre los votantes; quienes combinan papeletas,  para ser parte de la soberanía popular; que acumula sueños, anhelos, esperanzas; que no entiende, una bolsa destinada a ser parte de un paisaje, que anhela que llueva para llorar con el consentimiento de la vida; que se nos escapa, lentamente, detrás de nuestras pupilas, que surcan mundos sin explorar, que nacen, que crecen , que mueren, dentro del corazón, que surca horizontes, que besa interrogantes, que susurra utopías, que vuelan como si fueran una bolsa, abocada al olvido.

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miércoles, 10 de mayo de 2023

Surge la esperanza


 Mi amiga, Fuencisla, me ha mandado esta fotografía; hace unos días, recibí otra parecida, donde se apreciaba a capullos de amapola (una de mis flores favoritas en primavera), que han florecido. La vida se alza, en un mundo, con trazas de dolor; que la incipiente flor, ha de esquivar, junto al miedo, a la incertidumbre, a la muerte; de aquellos, que dan sentido a su existencia; tal vez, lo logre; tal vez, no; pero siempre, quedará en ella, una sombra para la esperanza

A mi amiga Fuencisla, por su amistad.

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Foto, cedida por Fuencisla.

Equilibrio del atardecer


 

Suelo caminar, en busca del atardecer; necesito ese momento de silencio, de soledad, de ausencias, del día, que no me pertenece; que me invade; que me ahoga, dentro de sus lágrimas, que me invitan a exiliarme de las formas, para entregarme a las sombras del olvido; donde mi equilibro se yergue, ante el destino, que siempre acude a mi nostalgia, para recordarme que soy mortal, y que seré ayer.

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martes, 9 de mayo de 2023

Palabras de Pepita


Me conmueven estas escuetas palabras, escritas en Madrid, el 12 marzo de 1928; donde Pepita; una niña, de unos tres años, vestida de cateta, como diría mi abuela, Encarna, posa para la posteridad, sobre una silla. Es una fotografía-postal, que le llegó a mi tía María, quien conocería a sus padres. Me gusta pensar, que Pepita, tuvo una vida feliz; a pesar de las amarguras de la guerra, que la pilló en el Madrid resistente, con  trece o catorce años; que en la cruel postguerra de la autarquía, encontró un marido( la dictadura, encarceló a las mujeres dentro de sus casas, para ser abnegadas, dóciles, secundarias del hombre; a quien cuidar, a quien servir, a quien sostener), que no la traicionó, que la no vendió, que no la entregó, a la desdicha; que tuvo hijos, que la amaron, la respetaron, la cuidaron hasta el final de sus días. Pepita, me acompaña en mi rutina de la memoria; es para mí, una tía-abuela, enmarcada en el siglo pasado; a quien hablo,  desde  este siglo, anclado en la soledad de la rutina, que anhela una esperanza para sonreír. Pepita, me escucha, me entiende, me apoya; desde su sombra del tiempo.

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lunes, 8 de mayo de 2023

Caminando hacia el olvido


 

Caminamos hacía olvido como si fuéramos esta bolsa, que nadie recoge, en una calle, abocada al deterioro del paso del tiempo.  Nuestros pasos, se desdibujan entre compromisos y sueños, que han de guardar un equilibrio, para no derribarnos y dejarnos postrados en cualquier esquina; de donde nadie, nos rescatara; de donde nadie, nos levantara; de donde nadie, nos impulsara para seguir creyendo en la vida; que es una utopía secuestrada por el momento.

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Su voz siempre me acompaña

 

Hace 25 años, de la trágica muerte de Antonio Herrero (1955-1998) que me despertaba cada mañana, para que creyera en la verdad, en la justicia, en la democracia. Los oyentes, nos quedamos huérfanos del pensamiento, de un hombre bueno, justo, libre; cuyas palabras, taladraban conciencias; cuyas palabras, creaban silencios; cuyas palabras, acunaban realidades, que debían cambiar para ver el sol; pero, Antonio, el Antonio, de quienes lo escuchábamos, en nuestros amaneceres desiertos de esperanza; es una estrella,  que brilla en el universo de nuestra memoria; que siempre acampa a nuestro lado, cuando lloramos por las injusticias, por las tropelías, por las corrupciones de un poder, que necesita voces como la de Antonio Herrero.

A la memoria, de un gran periodista.

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sábado, 6 de mayo de 2023

Soledad


 Se extingue la amapola como nos extinguiremos nosotros; sin mirar atrás; aislada; vencida; derrotada; por el silencio del tiempo, que la ha derribado, que la postrado, que la ha secuestrado en el ayer; donde nunca volverá; donde nunca soñará; donde nunca llorará; pues su vida, como nuestras vidas, se diluye en el destino, que es un eco de soledad, anunciado, cada atardecer.

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jueves, 4 de mayo de 2023

Deterioro del silencio


 

Caminamos deteriorados por el silencio, de nuestros cuerpos; que se desvanecen en medio de la incertidumbre, de saber si sobreviviremos al horizonte; que implora; que grita; que aconseja; que olvidemos el pasado; que nos sumerjamos en el presente, porque el mañana, es una utopía de nuestra fantasía, envuelta en una nube con lágrimas, que llegarán a nuestros ojos, para cerrar nuestra mirada y entregarla a la memoria

Con amor, a mis cinco sobrinos, mi memoria sentimental: SGT, AFGT, GGT, MGT, e IFGT, os quiero.


 

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miércoles, 3 de mayo de 2023

Aquellos rostros


 

Veo sus rostros, rostros de mi infancia, rostros de mi adolescencia, eran niñas, eran adolescentes, que nunca se cansaron de reírse, de burlarse, de acosarme, con sus actos, con sus gestos, con sus palabras, que invadían mi cuerpo de lágrimas, que me ahogaron aquellos años; y a las que he de sobrevivir, en mi madurez, día a día, noche a noche, donde mis pesadillas, recuerdan sus nombres, sus apellidos; que me despiertan, sintiéndome, tan mal, como en aquellos años, donde ir al colegio, era una tortura, que parecía nunca iba a terminar. Mis profesores, nunca hicieron nada, por protegerme; mi familia, no era ni valiente, ni pudiente; se sometía con disimulo a los agravios, hacia una niña sin mucha inteligencia y poco agraciada físicamente. Marta, Beatriz, Teresa, Esther, Virginia, Cristina, Arancha, Isabel; son nombres que asesinaron mi adolescencia y parte de mi madurez; y nunca irán a la cárcel por ello. Mientras mi cuerpo, vagaba sin acierto, por los laberintos del dolor, que sigue sobre mí, cada vez, que las veo en las calles, de mi pequeña, ciudad. Aquellas niñas, hoy mujeres, me observan con detenimiento, algunas incluso se ríen delante de mi sufrimiento, que es un eco, de su maldad, que respirará en mi memoria hasta mi último día.

El maltrato, el acoso, que sufrí, nunca lo perdonaré, como tampoco a Marta, a Beatriz, a Teresa, a Arancha, a Esther, a Virginia, a Cristina, a Isabel.

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