Iba caminando, sin pensar
en nada; con dolor de espalda; atrapada en la imagen de siempre; cuando, vi una
cola de gato, que casi me asusta, que se introducía, por un pequeño espacio; me
quedé perpleja, me quedé hipnotizada, me quedé en estado de shock; al darme
cuenta, que la vida, se escapa por diminutas ventanas, adonde nos cuesta asomarnos
por miedo. Todos tenemos miedos, que nos contagian, que nos difuminan, que nos
vencen, para dejar a un lado del horizonte, nuestros sueños; que son pequeñas
gotas de esperanza, que nos invitan a seguir luchando, en un mundo efímero, donde
la certeza es una utopía, como el gato y su cola, que tal vez existan, o tal vez,
fueron una fantasía de mi rutina.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
No hay comentarios:
Publicar un comentario