Mi abuela, en sus últimos años de vida, sólo preguntaba dos cosas ¿Cuándo
viene la Gloria? Gloria, era su peluquera de toda la vida; una mujer
maravillosa, cuidadosa, charlatana; que era alegría, cuando venía a casa a peinar a
mi abuela (solo unos meses antes de morir, perdió las ganas de verse bien); la
otra pregunta de mi abuela era ¿Es jueves? Los jueves, es el día del mercado,
en la zona centro de Segovia. Mi abuela, cargada con su salero innato, salía de
casa, dispuesta a buscar las mejores frutas y verduras; tocaba todo lo que
compraba y siempre decía la misma frase” Espero que esté bueno”, sino al jueves
siguiente, ya se encargaría, de decirle al frutero, lo que no le había gustado.
Ir a la compra, para mi abuela, era como volver a su infancia, donde ayudaba a
su abuela a vender ajos, en la plaza mayor de Segovia; ir a la compra, para mi
abuela, era como sentir que su voz, sonaba como si fuera el eco del puesto de la
fruta; ir a al compra, para mi abuela ,
era como gravitar sobre la abundancia, de la que careció en su infancia, en su
adolescencia, y en los años de la dictadura. Cada jueves, acudo a la cita de la
compra, con la mano apretada de mi abuela; siendo aquella niña, que disfrutaba,
que saboreaba, que alardeaba, de ser la nieta, de una mujer, entregada en llevar
a casa, fruta, verdura, fresca; que ayudaran a mi abuelo, a disfrutar de la
comida, y a olvidar el cáncer que le consumía.
A la memoria, de mi abuela Encarna, mi Encarnita; te quiero abuela.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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