Rescaté
hace semanas, a esta castaña, que aún permanecía dentro de su vaina; y desconocía el mundo que la rodeaba;
la coloqué en la mesilla de mi dormitorio, para cuidarla, y que no fuera
atropellada para los seres sin ojos, para los que no era importante; pero yo,
necesitaba de su belleza contaminada de otoño; que deja un rastro de olvido en
los parques; heridos de silencios; mutados de soledades; asidos a la nostalgia de sentimientos, que mueren en un instante, donde la vida sólo es un dibujo del
ayer.
© Todos los derechos reservados) Ana Tapias García.
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