Una hoja que acaricia una calle poco transitada, desierta ignorada, por los seres que caminan ajenos a la nostalgia; se convierte en una duda de supervivencia, entregada a las lágrimas del destino, que ejecutará sus sonrisas para convertirlas en sangre de la memoria sin horizontes, sin estrellas, sin universos, sin nada, tan solo con el abrazo del olvido.
© Todos los derechos reservados) Ana Tapias García
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