Ayer lloré mientras escuchaba y cantaba el himno a mi ciudad Segovia. Mis antepasados estaban a mi lado, agarrando mi mano que no sabía cómo cantar y llorar a la vez. Mi mano acariciaba sus voces perdidas ,hace tantos años, en rincones sin sombra. Voces que acompañan en mi soledad. Voces con gigantes y cabezudos en blanco y negro. A mi lado más gente lloraba" Que recuerdos de mis padres y abuelos", decía una señora. El recuerdo es un desodorante para el olvido que dispara en color.
Ana Maria Tapias Garcia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario