Políticos, empresarios, sindicalistas, pueblan nuestras cárceles, y los que están en lista de espera: cantantes, alcaldesas teñidas de honestidad, hombres hechos en los gimnasios tras comilonas, concejales de urbanismo, consortes de infantas....
Sus millones robados martillean mi conciencia, la rompen, la tiran a la basura. Lucho por sobrevivir entre ladrones. He de aguantar mis ganas de lincharles, cada vez que me encuentro con un rostro que me reclama ayuda en sus inhábiles manos.
Los corruptos son los culpables de los muertos de hambre, de los sin techo, de los que se suicidan al ser desahuciados, de los niños que sólo comen en el colegio, mientras ellos se alinean con la gordura. Esta gente sin amor al prójimo, debería vivir como ellos, para sentir lo que es ser una cebolla pisada, sin posibilidad de huir a un paraíso fiscal.
Ana Maria Tapias Garcia
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