lunes, 17 de noviembre de 2014

genocidio

 Matar sueños es un genocidio que no debería estar permitido. Las leyes han de condenar a los sicarios que abusan de vocales y de consonantes para dejarnos en un ataúd. Las palabras son armas que aman, a veces; otras destruyen. Las personas somos árboles que respiramos anhelos de felicidad. Todos compartimos momentos de ascensor con ellos. Son crueles, y no miran a los ojos. Son genocidas y nosotros sus víctimas. Son culpables y no se esconden, siguen matando hasta el fin de sus días. 

Ana Maria Tapias Garcia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario