Caminé con mi amiga Alicia y miles de segovianos para luchar contra el cáncer. Pensaba que lloraría al recordar a aquellos que murieron por su causa, sobre todo los miembros de mi familia, no lloré, reí al compás de la lucha. La lucha ha de ser el motivo para seguir. La lucha contra la enfermedad, contra la locura del despliegue de la razón, hay que saltar las barreras de lo previsible para aprender a soñar a sobrevivir.
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