Tres intelectuales me aburrieron ayer. Fui a la presentación de un libro de poesía, y llegué a la conclusión que sólo escribiría historias para que el lector las sintiera, no para hablar de mi yo trascendental. Creo que la palabra ha de ser sincera no rebuscada y simplona. Creo que la palabra ha de emocionar no conmocionar. Me tambaleo al escuchar la verborrea de los políticos, alguna vez entiendo algo de sus discursos apagados, somnolientos y trasnochados. Estamos sometidos a las injusticias del lenguaje. Si dijéramos"Te amo" en vez de "Eres una maravillosa realidad". No habría tantos divorcios de palabras ajenas.
Ana Maria Tapias Garcia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario