Las imágenes golpean nuestra conciencia unos minutos, en los que accedemos a pensar en los otros. Ayer dos sucesos me estremecieron. El incendio de la fábrica de Campofrio en Burgos quemó a los trabajadores, también. Sus rostros eran llamas hipotecadas sin futuro. Sus lágrimas eran cenizas quebradas que caían al vacío.
Los Yihadistas desfilando para coger un cuchillo y degollarse a ellos mismos, que es lo que hacen al matar. Sus rostros reían impasibles, entusiastas por la venganza de dejar cadáveres sin cabeza.
Estas dos imágenes se apagarán como las luces del árbol de navidad.
Los Yihadistas desfilando para coger un cuchillo y degollarse a ellos mismos, que es lo que hacen al matar. Sus rostros reían impasibles, entusiastas por la venganza de dejar cadáveres sin cabeza.
Estas dos imágenes se apagarán como las luces del árbol de navidad.
Ana Maria Tapias García.
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