Tal
vez, sea el otoño, la estación donde los pájaros se difuminan dentro de los
marrones que los arropan: hojas, castañas, que forman conjuntos de soledades;
que crean arquitecturas de silencios; que esconden sentimientos; envueltos
dentro de la distancia, que se aproxima a la mirada del caminante;
que vaga enclaustrado en sus incertidumbres, que ahogan sus sonrisas; pero los
movimientos diminutos, salpican de belleza sus tristezas, que se abrazan al
destino, de los seres que vuelvan para conquistar el mañana, sin temor al
sufrimiento, que siempre derrota a la esperanza de sobrevivir al olvido.
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