Nadie se fija, en una hoja perdida,
abandonada, descuidada, en un jardín; en su camino hacia el destino; en la
distancia, todos parecemos ausentes del entorno, inmersos en nuestros deseos,
camuflados bajo el anonimato de la soledad; que nos invita a llorar sin
persianas, a reír sin horizontes, a luchar sin excusas. En la distancia,
nuestra mirada, forma parte del olvido, que nos protege de las agresiones de un
mundo, que secuestra nuestra libertad, para venderla, cada atardecer, en el
mercado de la supervivencia.
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