No sé si mi tía, María, era feliz, con estos dos niños: un niño que lleva
en brazos y una niña con sombrero; probamente fuera verano; los veranos de la
década de los años cuarenta, del siglo pasado, eran más fríos que los este
siglo( donde nunca iríamos, de negro, que simbolizaba el luto por la pérdida
de algún familiar) En este siglo, ha caducado la tristeza, sustituida por
pastillas para que no perdamos la sonrisa y sigamos produciendo, que de
eso se trata. Mi tía María, luce una débil felicidad, que tal vez, sea el
espejo de lo que hubiera deseado: ser madre; pero tuvo que conformarse con
parecerlo en una fotografía, donde por un instante, el destino, la regaló dos
niños, a los que abrazar cada noche, pero cada noche, escuchaba la misma
soledad.
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