Mi familia, hace mucho,
que solo son mis abuelos( cuando vivían) mis padres, mis hermanas, mis cinco
sobrinos, mis dos cuñados, y algunos de mis tíos ( hermanos de mi padre) he
renegado del hermano de mi madre, de su mujer, de su hija; porque desde que soy
pequeña, he sufrido sus ataques de ira, de celos, de envidia, hacia mi persona;
que se tambaleaba, cada vez, que me insultaba, y me ha insultado mucho. Crecí
con su maltrato sobre mi cuerpo, que lloraba; mis lágrimas inundaban mis actos,
que tartamudeaban ante la sociedad, que no entendía mi miedo, mi silencio, mi
inseguridad. Su mujer, escupía rabia hacía mí; que seguía tartamudeando con mis pasos, que nunca
fueran libres de felicidad, atrapada en sus crueles guerras de acecho. La niebla
se cierne sobre mi fantasía de mujer adulta, que anhela olvidar a los torturadores
de mi infancia, de mi adolescencia, de mi madurez; sé que nunca perdonaré al hermano de mi madre,
ni a su mujer; a quienes, a veces, me encuentro, en las calles de mi ciudad;
y he de sortear su odio hacia aquella niña, a la que le hubiera
gustado compartir momentos con la sangre de su sangre; hacia aquella niña, que creía en la familia; hacia aquella niña, que
nunca entenderá el dolor perpetrado por su tío materno y su mujer; pasados los
años, solo me queda el consuelo de la escritura.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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