jueves, 29 de febrero de 2024

Lejanía de las cigüeñas



 Las cigüeñas parecen pequeñas en sus nidos, pero si se acercan a nuestros sueños, su figura se agranda dentro de nuestras pupila, exhaustas de luchar, agotadas de pelear, agónicas de sufrir,  por lo que nunca seremos y siempre deseamos ser;  las cigüeñas,  se cuelgan de nuestra esperanza de ser libres, sin manos que nos derriben, sin cuerpos que nos acosen, sin espectros que nos asesinen, en medio de la rutina, que será olvido en el horizonte, donde el vuelo lejano de las cigüeñas escriben nuestro destino.

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©


 

Movimiento

Suavemente, sin rozar la realidad; el movimiento nos invita a perseguir su distancia, que fluye entre nosotros y entre los fantasmas; que nos cuidan, que nos vigilan, que nos acompañan, en cada suspiro, que se desliza entre sombras que cantan al ayer; cuya voz, es una alucinación de nuestros pasos, que nos conducen irremediablemente hacia él.

 

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©


 

martes, 27 de febrero de 2024

Pesadilla del pueblo

 

Cada mañana, me invento; para eso, he de superar mis pesadillas; que me asilan a otra realidad, donde me contorsiono entre seres reales, que me acompañan en mi despertar. La noche pasada,  mi país era el pueblo de mi padre; los desacuerdos entre los herederos, llevaron a vender la casa de mis abuelos que construyeron con sus manos, con su esfuerzo, con su hambre; mi abuela, aparece en la puerta de la casa; lleva el pelo suelto( nunca la vi con el pelo suelo; siempre con moño) estoy confundida, sé que esta muerta, pienso que me quiere decir algo importante; intuyo que se ha disgustado por vender la casa, que fue su hogar, durante ochenta años; donde nacieron sus hijos y fue feliz; los vecinos del pueblo, acuden a la llamada de mi abuela para recuperar su casa; ayudan a arreglarla; mi abuela ha desaparecido como la antigua casa; camino en la nueva casa, casa de otros, con las paredes blancas; mi abuela ha sido traicionada, pienso; mientras camino en la casa de personas que no conozco, han tirado las paredes de mis abuelos; ahora son blancas;  me despierto, cansada, triste, angustiada, por mi otra vida; siento que mis abuelos, se han ido de la casa a la eternidad.

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lunes, 26 de febrero de 2024

Acariciar el destino


 

El destino es un sueño lejano, que rozamos con nuestro pensamiento: que se diluye en el interior de nuestra sombra; que se acerca al mañana; que corre por nuestra sangre, demasiado deprisa para hablar, para dialogar, para expresar nuestra necesidad, de no sentirnos atrapados por el tiempo:  que nos vencerá en un día donde nuestro corazón será enterrado en el olvido.

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Oscura supervivencia


 El plato vacío se tambalea en los días; vaga en las estaciones; interroga a la monotonía;  que cruje desnuda bajo nuestros zapatos;  que caminan cansados después de tantas horas sin poder respirar; después de tantos minutos sujetos otros cuerpos; que nos lanzan ordenes,  que hemos de obedecer, para no perder el equilibrio y caer en la ausencia de nuestros cuerpos, colgados por sombras en tendederos a la intemperie ; donde nos golpea la nieve hasta dejarnos muertos, con los ojos expuestos al ayer, que abrazamos para resucitar cada mañana.

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martes, 20 de febrero de 2024

Olvidados

 

Leo una noticia del 19 de agosto de 2023, sobre el cólera en Siria; subrayó lo que me parece importante, trascendental, intimidatorio, para los que sufren el periplo del olvido; la injusticia de ser invisibles; la calumnia de no ser escuchados; ante un mundo, que no mira más allá de sus zapatos; ante un mundo, que compra compulsivamente necesidades inventadas; ante un mundo,  que planea sus vacaciones para reinventarse; y en Alepo, mueren por una enfermedad, sin nombre, que se abraza a la guerra, a terremotos; y en Alepo, el agua no se canaliza, por que los dictadores necesitan sangre; y en Alepo, dos niños, inventados en una tragedia, susurran ayuda a un destino que les traicionará.

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domingo, 18 de febrero de 2024

La voz del atardecer

La voz del atardecer es un susurro, que es complicado de escuchar, para ello, hay que abrazar la belleza de vocales y de consonantes, que se incrustan en los edificios  manteniendo el equilibro, para no caer en la oscuridad; ya que, la noche, silencia su necesidad de seguir vivos;  sumerge su alma en el olvido, que invita a llorar su ausencia que se desdibuja  con los últimos de rayos del día, que crean nostalgias de un día, que ya es memoria.

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Matices de la luz

 

La luz en el atardecer, corre entre el olvido, que suspira por un mañana, que cuesta acariciar, pues duerme en la incertidumbre de la muerte, que nos vigila, que nos acecha, que nos consume la memoria como si fuéramos seres que arden en el ayer; donde nuestra mirada, se pierde en los seres que fuimos, y nunca volveremos a ser; donde nuestra mirada, anhela el abrazo de quienes nos dejaron y nunca volveremos a ver; donde nuestra mirada, susurra a la esperanza y nunca volveremos a creer en que la luz nos brinde la eternidad, que se perderá en nuestro recuerdo.

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viernes, 16 de febrero de 2024

Milagros de la esperanza

 Cuando camino de la mano del atardecer, mis sueños duermen en la monotonía, que me incrusta en el sufrimiento; que me invade célula a célula, como si fuera un cáncer al que no puedo hacer frente; pero mi mirada alza la voz, ante la última luz de día, donde las sonrisas acarician mi silueta, vencida por  la erosión de puertas, de ventanas, que cierro, con miedo, a quedarme  muda dentro de ellas; sin poder gritar, sin poder abrazar, sin poder amar;  ajustada a pequeñas dictaduras que me invitan a llorar, pero el atardecer abastece mi cuerpo de esperanza y vuelo hacía el mañana con mi memoria desgastada del ayer

Ana María Tapias( todos los derechos reservados(©

jueves, 15 de febrero de 2024

Vuelos


 Los pájaros se unen en el atardecer para crear vuelos, que abracen a los silentes monumentos; a los inhiestos edificios; a las emergentes montañas; que asisten ensimismadas a la conjugación de sus cuerpos, que juegan con el movimiento de sus alas, que acarician memorias de supervivencia; que anhelan alcanzar su libertad.

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El color del atardecer


 El atardecer se disgrega lentamente bajo el día, que anuncia su desgaste en tonos cálidos, inapetentes, apenas comestibles, para el hambre del silencio que vaga en el horizonte, cuando las sombras se deciden a escuchar nuestras nostalgias; que susurran a un mañana ebrio de eternidad; que se desdibuja bajo la oscuridad; que se esconde dentro la soledad de una mirada, que sueña con ser abrazada.

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miércoles, 14 de febrero de 2024

Sin terminar


Hay vuelos que nunca terminaremos, que se quedan congelados en la esperanza; que se esfuerzan en sobrevivir a nuestro anhelos; que quedan suspendidos en el ayer; donde el abrazo del olvido, los posterga a ser un mero reflejo en nuestro espejo;  que llora el paso del tiempo como si fuera un mañana esculpido en el dolor; cuyo nido son nuestras lágrimas, que buscan respuestas que nunca llegarán.


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domingo, 11 de febrero de 2024

Palabras de los periódicos


Suelo leer periódicos atrasados, nunca tengo tiempo para devorar, para pensar, para sobrellevar las noticias diarias; que arrastro meses después, en mi memoria como si fueran parte de mi nostalgia de los sucesos acaecidos, cuando me debatía entre mis incertidumbres, que siempre agonizan con la distancia.  Hay palabras,  que se incrustan en mis huesos, una de ellas es "integridad territorial", que me invita a suponer que muchos países,  no han de salirse de sus límites, puesto que si lo hacen se asoma en el horizonte el conflicto; que es una guerra por un pedazo de tierra de más o menos kilómetros, que asesinará a inocentes; que viven en condiciones mediocres; sin apenas sonreír;  que elucubran con un mañana sin insuficiencias monetarias; pero el líder de su país,  los arrebatará su capacidad de soñar, si peligra la "integridad territorial"

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El vuelo de las cigueñas

 

No sé si me gustaría volar si tuviera alas; pero  admiro la grandeza  de las cigüeñas cuando despliegan sus alas, y  se mantienen firmes, equilibradas, serenas, sobre el horizonte; que las abraza, que las acaricia, que las susurra, que las invita a ser estrellas del día, para que las miradas, de aquellos,  que se enfrenten con universos subordinado a  a lágrimas; puedan soñar en libertad; acogidos a las sonrisas; sobrellevando las dudas del destino, que se quedan colgadas de la nada, donde una figura estilizada las abandona en medio del silencio.

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sábado, 10 de febrero de 2024

Reciclar la soledad

 Un banco calado por las gotas de lluvia, espera, anhela, confía, en que alguien necesite su ayuda, para descansar de la soledad; que se encuentra en cada mirada, que huye de la vida; en cada mirada, que abraza el mañana; en cada mirada, que siente el dolor; que miente al cuerpo doblegado por las dudas, que invitan a secuestrar el momento para ser fieles a la eternidad, donde las sombras ejerzan de hadas madrinas del olvido.

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martes, 6 de febrero de 2024

Hacer el nido


Es un rito, cada invierno, observar cómo las cigüeñas, decoran lentamente el nido; donde nacerá el objeto de su deseo; en el diminuto espacio que acogerá a la cría, gira sin marearse la cigüeña; sus patas cuentan silencios; descifran sueños; establecen códigos de acomodamiento para el mañana; que vaga al atardecer, cuando la futura madre o el futuro padre, alzan sus alas sobre el horizonte, donde mantienen el equilibro,  hasta llegar a su destino recóndito a las miradas ajenas, que no subrayan la importancia de elegir con suavidad, el techo que protegerá de la lluvia, del frio, del hambre, a un incipiente ser que ha de aprender a ser libre.

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Mirar al tiempo

 El tiempo se diluía mientras mi tío, Amador, miraba al destino; que unos meses después de su boda, lo dejó enterrado en un nicho; lo abandonó en medio de la nada; lo postergó a no envejecer, pues siempre tendrá cuarenta años, que son la edad, con lo que sus bellos ojos azules, se cerraron para siempre; perteneciendo a la eternidad su sonrisa, que vaga de fotografía en fotografía; donde encuentro su recuerdo que acampa en mi corazón de sobrina-nieta; que llora su ausencia como si le hubiera conocido; pues los genes son un misterio de la memoria, que me invitan a no olvidar, a quien tan pronto se fue al olvido.

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domingo, 4 de febrero de 2024

El pueblo de mi padre

 Siempre he tenido la pena de no tener un pueblo, donde acércame a la naturaleza; donde abrazar el silencio; donde escuchar el canto de los pájaros; accedía al otro mundo, cuando viajábamos (mis hermanas y yo) al pueblo de mi padre; que permanecía escondido en nuestra rutina de colegio, y se volvía visible los sábados, los domingos, los días de fiesta; acudíamos a visitar a mis abuelos; dos seres cargados de magia; hechos de labranzas; configurados en la trashumancia, que mi abuelo, como pastor ejercía; mis andanzas en el pueblo, me llevaron a introducirme en la vida de mis abuelos, a los que nunca terminé de conocer del todo( éramos muchos nietos, y todos querían colonizar su sentimiento); mis abuelos, murieron sin pedir permiso, muy rápido, secuestrados por el paso del tiempo; que se balancea en mi recuerdo, cada vez que acudo al pueblo. Su  casa por desacuerdos de los herederos, fue vendida a extraños, pero el alma de mis abuelos, siempre quedará bajo esas paredes ahora reformadas por dos seres, sin compromiso, con el horizonte; al cual abrazo, cada vez que voy al pueblo, y me acerco al terreno, donde tantas veces,  mis abuelos ordeñaban vacas, reían en la huerta, cantaban bajo las estrellas; me acerco a ellos, desde la parcela de al lado, que todavía es de mi padre; si no lo hiciera estaría traicionando a su memoria; que se alegra, cuando niña con miedo a los animales, encuentra en sus orígenes un motivo para seguir soñando.

A la memoria de mis abuelos: Saurnino y Evarista, os quiero.

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