El atardecer se disgrega lentamente bajo el día, que anuncia su desgaste en tonos cálidos, inapetentes, apenas comestibles, para el hambre del silencio que vaga en el horizonte, cuando las sombras se deciden a escuchar nuestras nostalgias; que susurran a un mañana ebrio de eternidad; que se desdibuja bajo la oscuridad; que se esconde dentro la soledad de una mirada, que sueña con ser abrazada.
Ana María Tapias( todos los derechos reservados(©
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