martes, 6 de febrero de 2024

Mirar al tiempo

 El tiempo se diluía mientras mi tío, Amador, miraba al destino; que unos meses después de su boda, lo dejó enterrado en un nicho; lo abandonó en medio de la nada; lo postergó a no envejecer, pues siempre tendrá cuarenta años, que son la edad, con lo que sus bellos ojos azules, se cerraron para siempre; perteneciendo a la eternidad su sonrisa, que vaga de fotografía en fotografía; donde encuentro su recuerdo que acampa en mi corazón de sobrina-nieta; que llora su ausencia como si le hubiera conocido; pues los genes son un misterio de la memoria, que me invitan a no olvidar, a quien tan pronto se fue al olvido.

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

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