Cada amanacer hemos de acostumbramos a las matemáticas del día a día, nos dirigen a la calle, que nos empuja hacia el otro lado del semáforo, donde encontramos a rostros colgados por la rutina, por los problemas, por la incertidumbre. Nos pasamos la vida esperando un mordisco de felicidad, para sonreir mientras sumamos.
Ana Tapias
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