Esta mañana coincidí con Paco, en la sala de espera del Centro de Salud, saludó a mis padres, entablamos una breve conversación sobre libros, ama la lectura. Quiso ser periodista, pero la muerte temprana de su padre lo llevo a abandonar las palabras, para entregarse a cuidar a hombres y a mujeres que se fracturan bajo la lluvía; que caminan ausentes de la realidad; que lloran sin entender sus lágrimas. A nuestro lado, sentado en una silla de ruedas un hombre murmura su dolor, apenas le oigo, Paco le sonrie. Pienso que es díficil trabajar con amapolas en blanco y negro, cuyos pétalos se desvanecen sin pedir permiso, sin amar las distancias, sin conjugar el verbo soñar, sin sentir la luna sobre sus hombros.
A Paco.
A Paco.
Ana Tapias.
Precioso!!! me ha gustado mucho y me ha hecho reflexionar
ResponderEliminarpaco
A ti Paco, por lo bien que haces tu trabajo.
ResponderEliminar