Yo no fui chica "Hermida", sino espectadora"Hermida". Su voz despertaba mis sentidos que se plegaban a sus palabras como si fueran chicle. Me olvidaba de mi realidad, para sumergirme en la suya, que carecía de sombras, y estaba hecha de escupitajos de verdad. Me olvidaba de mis problemas para adentrarme en sus relatos, que ya son parte del ayer.
Jesús, adiós, ahora seducirás a tu amado " Platero", adiós.
Ana. M. Tapias G.
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