No hay crimen que no sea descubierto, aunque hayan de pasar 436.000 mil años. Un preneardental fue gopeado en la frente con saña por otro, que buscaba acabar con su vida, cosa que logró.
Asombra como los primeros humanos, se relacionaban a través de la violencia; como las manos son insensibles al sufrumiento; como la tortura se dibuja en nuestro ADN, como si fuera un croquis evolutivo, al que estamos abocados.
Ana Tapias
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