Hay veces, que estoy inmersa en mi travesia interior, que es un latido silencioso, y, descuido otras travesias; como la vivida por los Rohingya. Cuyo origen se remonta al Siglo VII. Huyen de Birmania, donde son víctimas de" limpieza étníca". Son despreciados por sus rasgos, por su forma de hablar, de sonreir, de llorar, de sumar circunstancias. Huyen de ellas, hacinados en el olvido, embarcados en un pesquero, cerca de la isla de Koh Lipe. Son ignorados por los países, vendidos a su destino. Miran famélicos, agotados, sin lágrimas, a las cámaras que los graban, que los fotografían. Bajo su sufrimiento se esconde el nuestro, bautizado con la limpieza de la rutina, de las zancadillas, de los desajustes de las palabras, de los despistes de los que amamos. Ellos son nosotros, seres sin pétalos, acuciados por los traficantes, que nos asaltan por el camino.
Ana Tapias García.
Ana Tapias García.
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