viernes, 16 de septiembre de 2016

Soñar

Suelo llegar a la cama agotada, exhausta, abatida, por mi jornada, que empieza a las seis y veinte de la mañana. La noche pasada tuve que pasar por alto mi fuerte dolor de cabeza. A pesar de todo me dormí. En la otra realidad aparecieron mis abuelos. En su casa, en el pasillo estrecho que comunica la entrada con el comedor; mi abuelo, Leoncio, miraba como mi abuela, Encarna, se probaba unas zapatillas que él la había comprado. Vi a mi abuelo muy pálido, moribundo; mi abuela tenia buen color, siempre lo tuvo.  Pasamos el comedor, iluminado con una luz tenue. Encima de una mesa, había una foto de toda la familia reunida. No distinguí quién eran, pero, les dije " Vuestro amor ha merecido la pena". Sabia que mis abuelos iban a morir, eso me entristecía en la otra realidad. Al despertar, el silencio ha golpeado mi corazón; el dolor ha salpicado mis ojos de lágrimas; la rutina me ha llevado a caminar con sus rostros apergaminados en mi pasos.


A mis abuelos con todo mi amor. Os echo de menos.
Ana Tapias

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