El frío, diletante, se ha colado a través de la ventana, como si fuera fácil penetrar en la intimidad. Nuestras casas, son cajas fuertes, donde aseguramos nuestros recuerdos, que son los que nos mantiene vivos. La realidad, siempre, nos traiciona; nos somete, siempre, a sus efectos colaterales que se arraigan, insospechadamente, bajo nuestras lágrimas, que se acaloran al lado del radiador. El frío, es nostalgia de una vida mejor que nunca llega.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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