La palabra nos encamina hacia el todo, que supone aceptar que es vivimos en un mundo que no elegimos; que nos invita a fugarnos hacia los libros. Paraísos imaginados por unos cuantos locos ausentes de las calles, enquistados en sus viejos manicomonios, desde donde teclean en su anquilosada maquina de escribir. Expulsando sus emociones, que aliviaran soledades inmaculadas, que conjugaran estrellas inalcanzables, que besaran silencios fingidos. La palabra nos bautiza en el horizonte.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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