Siempre lloro en los bares cuando mis amigos se ponen a mirar el móvil. Tengo uno que es especialista en ignorarme, siempre quiere ir a tomar algo, para encerrarse dentro de si mismo. Su egoísmo le lleva a abrir su red social, donde se queda a vivir, descuidando las emociones reales de quienes lo rodean, olvidando los problemas de los otros, que no se molesta en escuchar. Mis lagrimas, ya acostumbradas, a la indiferencia, buscan refugio al aire libre, donde la lluvia me recibe con entusiasmo.
Ana Tapias( todos los derechos reservados(
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