martes, 12 de diciembre de 2017

Hojas sin neopreno

Ser hoja no es nada fácil, y más, si tienes que nadar, sin traje, en medio de una fuente, famélica, de agua; que de repente, es inundada, por las gotas de lluvia, impertinentes, que no piden permiso, ni dan excusas. Se incrustan, cómodamente, bajo la desnudez de la piedra, que llora la soledad del otoño. Los niños han olvidado correr en el parque. Los niños,  van a clases particulares de piano. Los niños, no gritan. La soledad es innecesaria para la fuente, hasta que caen las hojas, que se ahogan en la incertidumbre
Ana Tapias( todos los derechos reservados)

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