Necesito volver al blanco
y al negro, para llorar tranquila; para besar el recuerdo; para no crecer; para
quedarme sin miedo mirando al futuro que parecía que nunca iba a llegar.
Lo hizo, como si fuera un abanico, lento, pausado, agónico, al ritmo del calor
del adiós del atardecer, que se cuela en mi inconsciencia a rebanadas,
remangándose las sonrisas, espaciando la ternura. El blanco y negro, es
la radio, cargada de botones, de mis abuelos, maternos, situada en la cocina donde la
vida era un calendario lejano, ausente del dolor, que, me persigue como una
sombra, en cada, pensamiento.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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