viernes, 1 de diciembre de 2017

La sencillez de las cosas

Creo en muchas cosas en esta vida, hasta en la Navidad, donde todos nos vestimos de rojo y nos sentimos Papá Noel, cargando regalos en nuestra famélica y desajustada tarjeta. Pero, si hay algo a lo que nunca renuncio, es a dar la mano a las cosas sencillas, que parecen fáciles y son difíciles de oír. Me dejo llevar por la felicidad de ver a mis padres tantos años juntos, por  el canto de los pájaros, por la sonrisa de un niño que corre avanzado de sus padres, por la nostalgia de la música salida del instrumento de  un hombre o mujer que toca en la calle, por ver nevar acompañada del recuerdo de mi abuelo,materno, que me explica cómo nevaba en 1920, por escuchar las voces, de mis cinco sobrinos, por teléfono ,por el amor de  los abrazos en las estaciones de autobuses, ante la llegada del ser querido, por el frío que se refugia en mi mirada harto de que las cornisas le escupan indiferencia, por el humo que sale de mi boca cuando llega el invierno, por la magia de las farolas al encenderse, por las hojas que inundan calles, bancos, silencios, soledades, por el olvido de las tragedias que siento a leer, por el silencio de la madrugada que abriga mis ideas, que acoge a mis pesadillas, por los whatsapp de mis hermanas, por los mensajes de voz con Nuria, nuestras cervezas, y palabras que parecen irrenunciables, por escribir cada día con el afán  de reflejar mi mundo interior. Para mi la sencillez es la felicidad de sonreír a lo necesario.

Ana Tapias( todos los derechos reservados)

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